Para Chandler Parsons la palabra clave en este comienzo de la temporada regular es una vieja conocida: paciencia.
A lo largo de su carrera en la NBA, Parsons ha tenido que armarse de paciencia en varias ocasiones. De hecho, ha debido hacerlo desde el mismo momento en el que comenzó su trayectoria en la liga, en el Draft de 2011. En aquella cita el alero tuvo que esperar y esperar hasta que escuchó su nombre entrada ya la segunda ronda, en el puesto 38, muy por debajo de la primera ronda en la que esperaba ser elegido.
Ya en los Houston Rockets, Parsons trabajó dura y pacientemente para convertirse en un jugador de los que marcan diferencias. Se hizo con un rol muy importante detrás de James Harden y Dwight Howard, pero los Rockets no consideraron que mereciese la pena igualar el contrato que había firmado con los Dallas Mavericks. Parsons quería ser algo más que un tercer espada, y estaba claro que en Houston iba a tenerlo difícil, por lo que puso rumbo a Dallas.
En los Mavericks el primer obstáculo fue la falta de familiaridad con los compañeros, el entrenador y el sistema. En el primer mes de competición de la temporada 2014 – 2015 el recién llegado se estrenó con unos porcentajes del 41.5 por ciento en tiros de campo y el 32.7 por ciento en triples, bastante por debajo de lo esperado. Él continuó confiando en su juego y en su adaptación progresiva, y la paciencia tuvo sus frutos. En el mes de Diciembre, y antes de la llegada de Rajon Rondo, Parsons promedió 22.2 puntos por partido con un 52.1 por ciento de acierto en tiros de campo y un 49 por ciento en triples.
Entonces llegó el mencionado traspaso de Rajon Rondo. La jerarquía con la que se regía quién dominaba el balón cambió, y Parsons sacrificó su buena racha y el control del ataque para tratar de ayudar a que Rondo se integrase en el esquema. Su porcentaje de uso pasó del 24 por ciento de las posesiones de Dallas durante las primeras tres semanas de Diciembre, a un 18.5 por ciento en el mes siguiente, según NBA.com. En este caso la paciencia no tuvo los frutos esperados, sobre todo porque Parsons sufrió una lesión en la rodilla que le llevó a perderse el final de la temporada regular y la serie de playoffs contra su antiguo equipo, los Houston Rockets.
Si alguna vez han pasado por el quirófano o han sufrido una lesión, lo primero que piden los doctores es que tengan paciencia con la recuperación. Y el caso de Parsons no es una excepción. No porque fuese a tardar mucho en volver a las canchas – de hecho, volvió antes de lo esperado en un principio – sino porque iba a llevarle semanas, quizás meses, recuperar su nivel anterior. Y en ese punto se encuentra Chandler Parsons, obligado a ser paciente una vez más, con una restricción de minutos desde el principio de la temporada que poco a poco va subiendo, pero que aún no le deja terminar los encuentros.
“Es horroroso, nunca lo había hecho antes, nunca había jugado tan poco”, comentó Parsons hace unas semanas sobre su restricción de minutos. “Es muy frustrante y es difícil conseguir ritmo. Pero es un proceso y tengo que ir paso a paso. Se trata de ver cómo responde la rodilla. Si tengo dolor o hinchazón en alguno de los partidos pararemos, pero si no, como es el caso, seguiremos subiendo mientras me siga sintiendo bien.”
Como cabe esperar cuando alguien regresa de una lesión, no se encuentra en su forma física óptima y está limitado, Parsons ha tenido un comienzo de temporada irregular. Al principio Rick Carlisle probó a utilizar al alero solo en la segunda mitad para que pudiese disputar los minutos decisivos, pero el experimento salió mal, con una derrota ante los Charlotte Hornets, y volvieron al plan original. Aun así, hay cosas en positivo que destacar de estos primeros 13 partidos.
Por ejemplo, en su mejor actuación hasta la fecha, la del pasado 16 de noviembre en Philadelphia, no solo le vimos anotar, sino también crear para otros como en esta acción con Zaza Pachulia. Bobby Karalla diseccionó dicho partido.
“El ataque está hecho a medida para alguien como yo, con mi manejo de balón para mi altura y mi inteligencia”, dijo Parsons. “Tengo a mi alrededor a Wesley [Matthews], D-Will y Dirk [Nowitzki], gente que lanza bien y elimina muchas de las ayudas defensivas porque van a tener miedo a dejarles lanzar solos. La pintura va a estar abierta, voy a poder llegar más al aro y sacar más tiros libres. Y si viene la ayuda, puedo conseguir un lanzamiento fácil para un compañero.”
Otra de sus virtudes es su capacidad para abrir la pista y generar espacios para sus compañeros. Aunque su porcentaje de triples está por ahora en un 31.3 por ciento, lo que sería la peor marca de su carrera, sigue manteniendo un 40 por ciento desde las esquinas según Basketball-Reference, algo crucial en el espaciado ofensivo de cualquier equipo.
Una de las facultades más infravaloradas de Zaza Pachulia es su capacidad para bloquear y ponerse en el camino de los defensores generando así espacio para los lanzadores, y parece que Parsons ya ha identificado esta ventaja y está sabiendo aprovechar para lanzar cómodamente de media distancia.
Algo que sí que llama la atención de manera negativa es su descenso inicial en porcentaje de tiros libres. Después de una temporada rookie en la que lanzó con un 55.1 por ciento de acierto desde la línea, Parsons había establecido su porcentaje entre el 72 y el 75 por ciento en las últimas temporadas. Pero en lo que llevamos de esta solo ha metido 6 de los 17 que ha lanzado, un 35.3 por ciento. Los tiros libres se basan en la mecánica, el ritmo del jugador, su concentración y su confianza, y de entre esos factores quizás le estén fallando al menos el ritmo y la confianza. En cualquier caso, parece una excepción que debería corregirse en las próximas semanas y meses.
“Esto es algo diferente para mí”, dijo Parsons. “Definitivamente no es divertido, pero sabíamos que no sería fácil y que estaría oxidado. Esperemos que según vaya jugando más gradualmente empiece a hacerlo como sé que puedo hacerlo.”
No poder jugar en los instantes decisivos es frustrante para cualquier jugador del nivel de Parsons, pero los Dallas Mavericks no quieren tomar riesgos con alguien a quien ven como una pieza fundamental en el futuro de la franquicia. Sus minutos irán en aumento hasta que desaparezca el límite, y los Mavs podrán contar entonces con otra de sus mejores armas también en los últimos cuartos y finales de partido. Cuanto más juegue mejor será su forma física, y cuando mejor sea su forma física más efectivo y regular será.
La paciencia ha sido una constante en la carrera de Chandler Parsons, y es un concepto al que los Mavericks y los fans de la franquicia tendrán que agarrarse en la primera parte de la temporada. Con un quinteto titular que cuenta con tres jugadores nuevos y con miembros importantes de la plantilla regresando tras lesiones importantes, se está prácticamente condenado a que existan altibajos en el rendimiento del conjunto. Pero los Dallas Mavericks deberían ir subiendo su nivel con el paso de las semanas, y si la paciencia da sus frutos, quizás sea con Parsons como líder.
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